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Sobre sociedad, hackers e inconsciente: Más allá de Mr. Robot


Más tarde que temprano, e incluso, ya con la segunda temporada en curso, había que hacer algún repaso por Mr. Robot (2015) la serie sensación del año pasado, y que conjuga hackers, la revolución cibernética y esquizofrenia. 

Serie que se enmarca en un discurso tan actual como necesario: El discurso de la revolución, pero no como la viéramos en V for Vendetta -aunque mucho de eso tiene, incluso Fsociety se alimenta mucho de ahí- sino más bien desde una revolución cibernética, desde las redes impalpables de la web, atacando a sujetos sin nombre y sin rostro, la revolución del anonimato y de lo intangible. Tal cual son las relaciones en la actualidad, es decir, la sociedad se hace gran parte a través del internet, es allí donde están gran parte de los elementos que nos definen como seres sociales, a propósito de todo lo que la sociedad posmoderna conlleva. 

Incluso, Elliot Alderson (Rami Malek) la tenía clarita en el episodio piloto:

-"¿Qué es lo que tanto te decepciona de la sociedad?"

- "No lo sé. ¿Es porque todos pensamos que Steve Jobs era un gran hombre, a pesar de saber que ganó millones a cuestas de niños? O quizá es porque parece que todos nuestros héroes son falsos. El mundo en sí es un gran engaño. Enviamos correos no deseados con nuestros continuos comentarios de mierda cubriendo lo que está en la vista, nuestras redes sociales, falsificando intimidad. ¿O es que votamos por eso? No con nuestras elecciones arregladas, sino con nuestras cosas, nuestra propiedad, nuestro dinero. No estoy diciendo nada nuevo. Todos sabemos por qué hacemos esto, no porque los libros de Hunger Games nos alegran sino porque queremos estar sedados. Porque es doloroso no fingir, porque somos cobardes. Fuck society."





Si bien la serie busca criticar y, en cierta medida, burlarse de lo vacío de las vidas y las formas relacionales de la era del Internet, nos muestra algo que está más allá de eso, palpando la fragilidad del sistema, y no solo del sistema financiero, sino que la fragilidad del sistema humano, donde el uso del Internet ha puesto en conocimiento de otros lo que intencionalmente han de ocultar.

Esta interesante premisa, recuerda sutilmente a lo que planteó Satoshi Kon con Paprika (2006) donde se hace la relación entre Internet, sueños e inconsciente, y se hace la referencia de cuan similares son.


Y a partir de esto, anclarlo a un análisis un tanto más complejo, que tiene neta relación con esta figura del inconsciente desde el psicoanálisis, con como por ejemplo es entendido con Satoshi Kon a través de los sueños y como esto se manifiesta (deseos, fantasías, etcétera).

En Mr. Robot precisamente, podemos evidenciar que la mayoría de nuestros secretos se encuentran en la Internet, ya sea por nuestro historial de búsquedas, las páginas web que frecuentemente visitamos, o por las informaciones personales que brindamos y confiamos en estos espacios. 

Entendiendo la labor del hacker, quien tiende a entrar en la intimidad del otro, o al menos es lo que vemos en Mr. Robot. Por lo tanto, en estos tiempos ¿Qué sería un hacker ante lo inconsciente


Siempre me ha llamado la atención la figura del iceberg que ha servido como analogía de una serie de elementos, principalmente como la relación entre lo consciente (lo concreto, la razón) y lo inconsciente (lo reprimido, lo instintivo). Y últimamente la he visto en la relación entre la web visible y la deep web, donde los contenidos se manifiestan de una manera similar, dejando de lado todo lo simbólico y onírico en que se presenta lo inconsciente desde el psicoanálisis más freudiano. Pese a todos los misterios y mitos que rondan a la deep web, no hay que ahondar mucho para pensar en que actúa de formas similares: en la deep web se guarda lo que el resto reprime, donde se da rienda suelta a los deseos y perversiones más insospechadas.

Lo que nos lleva a pensar en que el hombre tiene un espacio de salida hacia todo lo reprimido, lo que la misma sociedad castiga, pero que prefiere omitir, o no saber que está allí ocurriendo día a día. Como podemos verlo en el episodio piloto de Mr. Robot en que Elliott enfrenta al dueño de una cafetería, que por cierto, mantenía una red de pornografía infantil. 

Habría que entrar en un análisis mucho más amplio como para desmenuzar que podría representar la figura del hacker, o en este caso, lo que hace Elliot en la serie. De momento, es menester quedarse con la premisa inicial, la cual, de alguna manera permite elaborar una simple idea de lo aquí planteado.



Es cierto que vivimos en la cultura del envase como diría Galeano, y es cierto también, que existe una dictadura de la imagen, donde se le rinde un culto exacerbado a esta, que si bien es mera estética, carece de esencia, de valor, lo que es propio de los tiempos actuales donde imperan los patrones de belleza impuestos por la publicidad, la TV y también en gran medida el cine. Labor esencial de las princesas Disney y del cine hollywoodense más perverso, aludiendo a Zizek. Desde donde los sujetos tendemos a disfrutar y gozar de una manera casi homogénea, donde ir al Starbucks es parada obligada, o vestir zapatillas de determinada marca, tener un iPhone?, o llenar nuestros cuerpos de tatuajes sólo porque se ve cool, porque ya no tan solo consumimos los productos que se nos vende, el cuerpo también sabe consumir.


Por lo tanto, asumiendo lo anteriormente descrito, finalmente esta sociedad del envase queda evidenciada y respaldada por el internet cotidiano, aquel que nos muestra Facebook con sus fotos, likes y lo mejor de nuestras vidas, o Twitter, donde todos somos opinólogos irónicos, consecuentes y elocuentes, y de ahí páginas que siguen jugando con la estética y las tendencias del incansable mundo posmoderno como Tumblr, Instragram y otros. Esto lo han denunciado innumerables voces, desde campañas audiovisuales, hasta comediantes en sus presentaciones, pero bah, finalmente, los likes y las opiniones retweeteadas van tan de la mano con el enorme ego humano, que difícilmente lo abandonaremos. Ahora bien, cabe la pregunta, ¿es esto realmente trágico y malo como para abandonarlo?, y la verdad es que no. Sólo es la nueva forma en que el ser humano ha ido moldeando la forma de (no) relacionarse, y finalmente, alterando de gran manera la vida cotidiana. Por tanto, la pregunta es si, debido a esta nueva manera de vivir, nos iremos al carajo como sociedad y/o civilización, y allí el futuro es incierto. 

Con esto, hace eco la crítica a la posmodernidad en conjugación a este individuo sin mucho contenido y donde se han vaciado los elementos paradigmáticos que sostenían una sociedad, mas o menos, estructurada, la cual se ha complejizado, y donde el Internet termina por complejizar aún más. Sin embargo, hablamos de una complejización vacía, ya que las cosas parecen ser más simples, más banales, perdiendo así gran parte de su esencia. Pero eso ya sería harina de otro costal.

En cuanto a la serie, se podría decir que Mr. Robot pone en la mesa temas contundentes, pese a que esté criticando algo que se viene mencionando hace ya varios años desde otros ámbitos, supo llegar a un público amplio y encimarse como una serie de culto considerando su corto tiempo en la cultura popular. Al menos en su primera temporada Sam Esmail, supo escribir y dirigir con convicción y estilo propio, con ciertos toques nostálgicos y buenos recursos cinematográficos, además de la buena interpretación de Rami Malek y la resurrección de Christian Slater. 

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