La memoria es importante, y no sólo para recordar dónde dejamos el control remoto o las llaves, sino porque supone el ejercicio del recuerdo que nos permite no volver a "caer" en los mismos errores que nos llevaron a situaciones catastróficas en el pasado. La dificultad de dicho ejercicio, es que la memoria se trabaja, muchas veces se fuerza, siendo difícil pues resulta doloroso recordarlo todo.
El arte, a mi entender, tiene dentro de sus funciones principales la de promover este espacio a la memoria, a no olvidar, a recordar cómo ocurrieron las cosas, y lo más importante: que consecuencias tuvo. En ese sentido, el constante abordaje del cine a temáticas relacionadas a las guerras mundiales, a la desigualdad social, a las dictaduras latinoamericanas, me parecen un ejercicio necesario aunque en ocasiones no se permita ser una obra artisticamente destacable. En rigor, destaca por su mensaje, el de ser tierra fértil para nuevas asociaciones a propósito del recuerdo, del dolor, y de lo que no puede volver a ocurrir.
Parece esencial comprender que la justificación de Araña nos es totalmente contemporánea. Se ha venido percibiendo el alza de minoritarios y disruptivos movimientos de extrema derecha alrededor del mundo, llamando la atención como en ciertos países europeos los partidos de la derecha conservadora han ido ganando terreno en elecciones. Si bien Trump no es alguien que pertenezca al mundo politiquero, sino más bien a la promiscuidad del mercado, representa a los típicos y peligrosos aspectos del fascismo más cerdo. Lo que ocurrió en el siguiente acto en Brasil con Jair Bolsonaro es la concreción de muchos miedos respecto de aquellos aspectos.
En ese sentido, Araña representa a ese sector, que probablemente empatizará (en caso de que la vean) con los protagonistas, comprenderá sus motivaciones, por muy enfermizas que parezcan. Personajes (Inés y Gerardo) que por cierto, representan la perpetuación de un modelo que suponen tambalea, es cuestionado, es tratado desde la locura, suponiendo erróneamente una ideologización de izquierdas en las instituciones, en los medios, en la gente. Se vuelve a polarizar el escenario, los medios nuevamente generan la ilusión de los extremos políticos, rivalizan a partir de un bando u otro, y curiosamente, delimitan un espacio ambiguo que confunde al ciudadano, terminando por considerar viable la opción fascista.
Wood acierta en el mensaje, nos devuelve la memoria de como se armó el movimiento Patria y Libertad en los años 70, qué pensaban, qué los motivaba, qué ocurría en el país. Quizás realiza un llamado de atención, a entender la fragilidad del momento político actual. Da cuenta de que el fascismo encuentra fácilmente semillas en un acto ciudadano como el asesinato de un delincuente o en la insoportable diferencia con el color de piel e idioma que "invade" las creencias de la propia identidad. Ojo con que las semillas broten, pues según Wood, se han dado condiciones climáticas para que suceda.
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