Hace 10 años se emitió el último episodio del que es probablemente el mejor animé de la década pasada. Fullmetal Alchemist Brotherhood (FMA), que sigue fielmente el manga creado por la mangaka Hiromu Arakawa. Ver esta serie diez años después de su primera emisión resulta un ejercicio interesante, más allá de ir dirigida a un público amplio, es un animé serio, o al menos las temáticas que aborda lo son. Tiene la sutileza de integrar con una fuerte cuota de humor, la naturaleza humana en toda su complejidad, desde una mirada filosófica y por sobre todo política. El viaje de Ed y Alphonse Elric hace de una portentosa excusa para entregar una visión del mundo crítica, escenificada en un formato steampunk que la hace llamativa visualmente. FMA presenta varias tramas, todas influidas por el contexto en el que el mundo es presentado. El país de Amestris ha desarrollado un Estado militar de carácter expansivo y fuertemente belicista, aparenta ser una sociedad ordenada y relativamente tra
Sobre lo sublíme del nefasto cine