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Cyberpunk, ¿mera estética futurista o nuestra realidad?

Navegando por internet, se pueden encontrar muchas referencias a este concepto: el Cyberpunk, el cual ya lleva un par de décadas en la creatividad colectiva. Desde el cine se puede apreciar desde películas como Blade Runner (1982), pasando por el cine de Terry Gilliam en Brazil (1985), de Luc Besson en The Fifht Element (1997) y hasta en The Matrix (1999). Pero es un concepto que va más allá del cine, ya que es una visión distópica de la humanidad, algo tan probablemente indeseable como fascinante. Algunos sitios de internet han realizado análisis basados en este mundo Cyberpunk, donde su arquitectura forma parte esencial del diseño, y aspectos como la publicidad de neón y la alta tecnología, han rebasado toda normalidad y violentan el buen vivir de la humanidad. 



Isaac Asimov, un visionario de la robótica y la ciencia ficción, ya escribiría hace al menos 50 años, que la tecnología nos podría llevar a otro tipo de vida, y muchas de las ideas correctamente vaticinadas por Asimov, se mueven posteriormente en torno al Cyberpunk conceptual ya en al década de los 80. Nota: No se debe confundir con el Steampunk, el cual ya tiene larga data, y hace referencia a universos retrofuturistas, donde el movimiento es generado por antiguas maquinas a vapor. Algunos ejemplos cinematográficos pueden ser: Howl's Moving Castle (2004) de Miyazaki o las últimas Shelock Holmes de Guy Ritchie.

El Cyberpunk se podría indicar como esa visión futurista de la humanidad (y ni tanto, ya que la mayoría de los escenarios están basados en años venideros como el 2019, ej. Blade Runner o Akira) , donde la calidad de vida está reducida a la tecnología y publicidad, donde los suburbios y el nuevo orden social, los guettos y la delincuencia son temas centrales. 


Directores como Terry Gilliam han abarcado al cyberpunk (y en parte al steampunk) desde una perspectiva más orwelliana, una visión distópica desde el orden sociopolítico en que se encuentran inmersos sus personajes. Tanto Brazil (1985) como la reciente The Zero Theorem (2013) actuán bajo la frecuente influencia de la obra 1984 de George Orwell, y también, en tanto, una mirada crítica de la sociedad, del trabajo, la burocracia y de la incapacidad del hombre de ser libre, provocado por la enajenación de sus capacidades humanas. Entonces, el mundo cyberpunk hace de excelente escenario de este panorama. Tomando en cuenta los sistemas de vigilancia y falta de privacidad de los tiempos actuales, que están presentes en lo que plantea Gilliam en ambas películas. 


El sitio web Plataformaarquitectura, ha realizado muy interesantes análisis entorno a la arquitectura y puesta en escena de influyentes películas de la historia, muchas de ellas basadas en universos cyberpunk. Blade Runner por ejemplo, es un excelente exponente del cyberpunk en su maxima expresión y se pueden identificar algunos conceptos centrales dentro de su escenografía y concepto:

(1) La ciudad: La que parece ser infinita, llena de industrias. y luces. (Ojo, que esto no la hace una bonita panorámica, al contrario, resulta algo más en referencia a un desesperanzador infierno) Y esto responde a un problema de las urbes actuales, y que ha sido un fenómeno social recurrente en las capitales: la expansión. Las ciudades van generando más población, lo que aumenta tanto en densidad como en territorio. Obviamente, bajando la calidad de vida. 



(2) Ciudad ecléctica y expresionista: Construcciones de pirámides, grandes edificios, arquitectura de todo tipo. La globalización por excelencia. La fuerte influencia del cine expresionista alemán de inicios del siglo XX. 



(3) El triunfo del capitalismo liberal: No existen ya una identidad social, con la cual la gente pueda mantenerse aferrada a un espíritu de pertenencia social. Al contrario, las grandes publicidades de neón, han arrasado con todo eso, y es lo único visible. Un mundo en el que el capitalismo hace gala de su hegemonía en cada esquina y cada espacio en que pueda ser visto. (Wait, ¿cyberpunk o realidad?) 

(4) Una tierra sobrepoblada: Los anuncios publicitarios hacen referencia a que la calidad de vida ya no está en la tierra, sino que fuera de ella. (Ojo aquí también, la idea es ir abandonando esta megaciudad, ya que se llenó de marginales, y los que puedan podrán pagar por ir fuera de la tierra por una mejor calidad de vida) 


(5) Continuidad del espacio: Los espacios interiores son similares a los exteriores. Si ya la ciudad parece sombría y agresiva, en las habitaciones interiores esto no cambia mucho. 

(6) Una megaciudad multicultural: La presencia de numerosas etnias culturales y raciales, aquí cada una se especializa en algún rubro comercial o actividad económica. 



(7) El Hogar del faraón: La corporación Tyrell ha levantado pirámides en la ciudad, en las cuales se hacen numerosas referencias a los despachos del faraón en el antiguo Egipto, y donde éste dirigía la ciudad. Aquí lo mismo, haciendo la analogía entre imperios y poderes atribuídos. 

(8) El barrio Ennis House del protagonista: Mostrar un barrio histórico de la ciudad de Los Angeles, como hogar de Harrison Ford, para reflejar la idea de que el pasado es mejor en comparación al futuro decadente del cyberpunk.

(9)Soledad como elemento metafórico: el abandono y soledad, tanto de los protagonistas como de la ciudad en sí. 

(10) Un lugar inhóspito para la vida: En la calle la luz de día ha sido opacada por los gigantezcos edificios, la contaminación ambiental, acústica y visual que componen la gran metropolis y que es sustituida por las luces de neón de la publicidad. Por lo general, las calles permanecen vacías, mostrando así que es una ciudad mayormente muerta. 

(bonus) La publicidad basada en el idioma oficial: La población es mayoritariamente de origen chino, por lo que las publicidades y las modelos que se muestran mantienen ese origen. El idioma chino se convierte finalmente en el idioma del futuro (actualmente el idioma más hablado del planeta) 

Más allá del guión y la historia de Blade Runner, resulta quizás mucho más fascinante el universo en el que se desenvuelven los personajes. Ya que todo parece ser tan deprimente, tan decadente, tan sombrío. Y no se queda allí, ya que nos muestra y nos hace reflexionar de qué mundo queremos para el futuro, para nuestros hijos y nietos. La inalcanzable velocidad a la que iba el desarrollo tecnológico, insospechado al actual en aquella época, ya era un tema sugerente con respecto a las preocupaciones y reflexiones en torno a la pregunta para qué le daremos uso a la tecnología si nisiquiera podemos darle un buen uso al poder o a la política. 

Blade Runner también plantea la idea de la robótica: los Nexus 6 y se hace una pregunta sensacional que pasa por la humanizacion de estos, y la deshumanización de los humanos (aquí iría un valga la redundancia, supongo) aún más, la vida programada, ésta vida corta protagonizada por un cyborg, o por un robot, creado por el hombre para su propio beneficio. La que finalmente lo humaniza, se da cuenta de las maravillas que le tocó vivir, y que el humano simplemente no vive, y no por que no quiera, sino por que no lo sabe apreciar. Ya que su vida se ha transformado en algo nimio, sombrío, vacío, y lleno de artificios como la ciudad en la que habita. 




I’ve seen things you people wouldn’t believe. Attack ships on fire off the shoulder of Orion. I watched C-beams glitter in the dark near the Tannhauser gate. All those moments will be lost in time… like tears in rain… Time to die.

Hasta aquí, el cyberpunk ha sido escenario de elementos bastante símiles entre sí, la decadencia de la sociedad, la basura publicitaria, los avances tecnológicos y su efecto relativamente negativo en la humanidad, la reflexión ante lo que nos depara el futuro cercano. Otras adaptaciones a este escenario más actuales hay varias, un ejemplo reciente es Dredd (2012) basada en su cómic homónimo, y que incluso tuvo ya una adaptación al cine en 1995. Pero la versión actual nos ofrece algo mucho más similar a la realidad. Y nos sitúa en MegaCity One una megaciudad colmada de rascacielos las cuales contienen numerosos guettos y antros de delicuencia y violencia organizadas. Nos pone en la situación en que se llegó al punto en que se recurre a agentes de la ley (jueces calificados para disparar) para poder controlar esta situación conflictiva, que hace de la ciudad solo un foco de violencia y constante malestar social, por consecuencia de la desigualdad y baja calidad de vida del que la población es parte. 

Estéticamente la película se mueve en esta concepción de ciudad en constante violencia y desasosiego. Aquí la tecnología no tiene un rol preponderante en la vida singular de las personas, sino que su avance discriminatorio, ha dejado atrás al resto de la población, los cuales viven recluidos en gigantes rascacielos estratégicamente construidos para su posterior control por parte de los poderes judiciales.

Cosa similar que ocurre en otro gran exponente del Cyberpunk como lo es la japonesa animada Akira (1988), donde se muestra a Neo-Tokyo, la ciudad que se construyó luego de la tercera guerra mundial y consiguiente desaparición del antiguo Tokyo por una explosión. La nueva megaciudad se rehízo apartada de los escombros que dejó su antecesora convirtiéndose finalmente en una isla, rodeada de lagos donde se depositan todos los deshechos de la ciudad, a la cual solo se puede acceder por carreteras de alta velocidad. 

En Akira, también se puede observar la constante rebelión social debido a la marginación que reciben los habitantes de los alrededores de Neo-Tokyo, destinados a vivir en los escombros, donde la vida es prácticamente imposible. Los protagonistas de la historia tendrán que ceñirse de su obligada y eventual experiencia en este lugar hóstil para poder sobrevivir en un lugar donde no existe la identidad, ni la esperanza. Dicha rebelión social es aplacada con la violencia militar y policial, donde no se busca apaciguar este descontento sino que en todo momento abolirlo. (Oops, esto no pasa en la vida real.)

Akira no es más que otra visión, al igual que Blade Runner, Brazil, y tantas otras, de una sociedad sucia, donde las posiciones de poder ejercen el protagonismo en desmedro del resto de la población. Más allá de su argumento inicial (del cual no trata este artículo), es quizás la obra cumbre de la animación japonesa, basada en un inquietante escenario cyberpunk. 

Ya se dijo lo influyente que fue Asimov en esta puntualización de su obra. Un visionario que ya distinguía las posibles problemáticas que pudiesen surgir en la emergencia de la robotica comercial y asistencial. Autor de tantos libros como Fundacion y Yo, Robot donde plantea situaciones símiles del concepto acá tratado. Yo, Robot (2004) fue una adaptación al cine de la obra del ruso, que corrió por cuenta del siempre interesante Alex Proyas, director de The Crow (1994), Dark City (1999), entre otras. Y donde plantea las tres leyes de la robótica de Asimov, y aspectos tan interesantes como perturbantes: La sociedad en convivencia con los robots. La tecnología ya es parte de la vida humana, ya que los robots se comercializan para realizar labores hogareñas, civiles y corporativas. La inteligencia artificial toma rumbos humanos cuando, tal como en Blade Runner, estos pasan a ser una expansión de nosotros mismos, con las mismas interrogantes que nos hicimos en algún momento de la historia. 

Las creaciones artísticas generalmente son expresiones de sentimientos. Pueden ser para ser aplaudidas por su belleza, para mostrar alguna realidad, o simplemente para criticar lo que ven nuestros ojos. En ese sentido, se podría decir que el sentimiento de vacío que nos depara el futuro es lo que motiva el surgimiento del cyberpunk. El ejercicio realizado por películas como Blade Runner, de la mano de Ridley Scott y sus guionistas David Webb Peoples, Hampton Fancher basándose en la novela de Philip K. Dick. Akira, con Katsuhiro Otomo, o el cine de Terry Gilliam y tantos otros, no es simple ciencia ficción, tiene una base sólida la cual está inspirada en la realidad en que vivimos y las interrogantes que surgen ante un eventual futuro similar, del cual al parecer no estamos tan alejados.

Otras películas de éste estilo que no aparecen en este artículo, pero no por son eso menos buenas.

Dark City (1999) dir. Alex Proyas 
The Ghost in the Shell (1995) dir. Mamoru Oshii 
The Matrix (1999) dir. Wachowski Bros 
Videodrome (1983) dir. David Cronenberg 
Tron (1982) dir. Steven Lisberger 
eXistenZ (1999) dir. David Cronenberg 



Dark City (1999) Alex Proyas


The Fifth Element (1997) Luc Besson


Referencias: Rafael Altamirano. "Cine y Arquitectura: "Blade Runner"" 04 Jun 2014. Plataforma Arquitectura. Accedido el 30 Dic 2014. <http://www.plataformaarquitectura.cl/cl/02-351170/cine-y-arquitectura-blade-runner-2>



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